Las Aventuras de Muybridge y Marey: Personajes






Eadweard Muybridge



Volátil, irracional, impulsivo y mentalmente inestable son algunos de los adjetivos que mejor definen a Edward James Muggeridge, fotógrafo británico de finales del siglo XIX. Cambió su nombre por el de Eadweard Muybridge debido a ciertos asuntillos con la ley. Pasó gran parte de su vida investigando sobre la fotografía y sus posibilidades, en especial la captura del movimiento. La demostró como posible fotografiando secuencias de cosas tales como caballos, avestruces, mujeres desnudas o niños tullidos mientras se movían. Que a él le debemos el cine, vaya.
En Estados Unidos conoció a Étienne Marey. Congeniaron enseguida, pues ambos investigaban campos similares, así que decidieron trabajar juntos. Aun así no todo fue bien en el país de las oportunidades, ya que Muybridge fue  acusado de asesinar al amante de su esposa. Por suerte par a él la magnífica y justa ley de aquel entonces lo absolvió. Poco después, Muybridge y sus magníficos cuernos desaparecieron.
Hasta ahora todo el mundo ha creído que viajó por América Central y Sur, en pos de realizar unas fotografías de líneas ferroviarias en construcción y desnudos integrales de tortugas de mar. Pero… ¿y si no fuera así?

 

Étienne Marey 



 


Étienne-Jules Marey es nervioso y un tanto neurótico, aunque con un gran corazón… en peligro de detenerse por culpa de las trastadas de su amigo Muybridge.  Fue un investigador francés que indagó en diversos campos como la fotografía (del cual sería considerado uno de los pioneros), la cardiología,  la aviación y el estudio del movimiento. Este último campo le era de gran interés, así que investigó las fases del movimiento de, por ejemplo, el aleteo de los insectos y las aves. Los resultados llegaron manos de Muybridge, y ambos  se conocieron en Estados Unidos. Mientras no le estaba limando los cuernos a Muybridge para que pudiera pasar por la puerta, se dedicó a inventar el fusil fotográfico, basado en la tecnología inventada por su colega. Marey se apuntó al club de caza de su ciudad, y mientras unos disparaban a los animales, él les tomaba fotos (a los animales, no a los cazadores). Fue mejorando su invención hasta que desapareció sospechosamente junto a Muybridge…  

   

 

 

Christina


 



Con tan solo 14 años, esta jovencita es la actual propietaria de la Máquina del Tiempo de Tesla, y la líder de la cruzada contra Thomas Edison… si es que de verdad queda alguna. Decidió cargar con semejante responsabilidad después de que su padre, El Profesor, fuera traicionado y asesinado durante la Primera Guerra contra Thomas Edison. Los cineastas de todas las épocas se habían unido bajo su mando, y la desgracia los llevó a la derrota y a la disgregación. Christina le tomó el relevo y desde entonces vive oculta, tratando de reclutar a los pocos cineastas que quedan activos para detener a el Patentador. 

  

 


 

 

Georges Méliès


Inició su carrera artística ejerciendo de mago, con trucos muy avanzados que aprendió de su antecesor Robert Houdin. Adquirió el teatro que llevaba el nombre de éste y al largo de los años experimentó con nuevas técnicas para sorprender a su público. Desde hacer desaparecer a un extra hasta separar su cabeza de los hombros. 
Cuando descubrió el cinematógrafo, no tardó en adquirir una cámara. En aquel entonces, a principios del siglo XX, la gente se sorprendía viendo fotos que se movían cómo por arte de magia, y Méliès quería aprovechar esta atracción para su teatro. Aún así, acabaría llevando las cosas un poco más lejos. Grabando una carretera en el centro de París, sufrió un accidente con el celuloide y perdió varios segundos de cinta. Cuando reveló su contenido, descubrió que un automóvil se convertía en otro. Había descubierto la magia del cine. Trabajando a partir de eso, consigió increíbles efectos especiales que revolucionarían el mundo. Su película El Viaje a la Luna se convirtió en un icono, y él en un auténtico mago del montaje. Realizó cientos y cientos de películas, con las que hizo soñar a los primeros espectadores del gran espectáculo que acabaría siendo el cine. 
Sin embargo, la paz era inestable en aquel entonces. La Primera Guerra Mundial estalló y el ilusionista vió como todo lo que había creado se perdía en el olvido. En un arrebato de ira y frustración, enloqueció y quemó todas sus películas. Luego desapareció.


Thomas Edison

 

Thomas Alva Edison (también conocido como El Patentador) fue uno de los inventores más importantes de todos los tiempos… con una oscura historia a sus espaldas. El pequeño Edison anhelaba ser inventor, pero no un inventor cualquiera, sino el mejor del mundo. Ya a los doce años reparó en que sus invenciones podían darle dinero, y desde entonces la codicia fue creciendo en su interior.
Se llevó el mérito de inventar chismes como el fonógrafo y la bombilla incandescente, versiones mejoradas (y patentadas) de invenciones ajenas. Sus maléficos planes le crearon adversarios como Nikola Tesla, que le acusaba de haberle robado su modelo de bombilla (y de Máquina del Tiempo). Los Lumière obtuvieron el mérito de inventar el cine antes que él, y ese será el siguiente plan de su terrible venganza, tras patentar toda la tecnología del cine y obligar a los cineastas americanos a huir a California para evitar pagarle (y así nació Hollywood). 

Una vez consiguió la tecnología de viaje en el tiempo de Tesla, se volvió imparable, un señor del mal de tomo y lomo. Dicha tecnología le permitiría apropiarse de todas las invenciones del mundo, y decidió empezar por el Cine. Sin embargo no contaba con que el Profesor y su ejército de cineastas le plantarían cara. De todos modos ganó, gracias a su tecnología de proyectores, sus ejércitos y los cineastas que se unieron a su causa.







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